Cada persona produce una media de 102 megabytes de datos al minuto en internet, según el último informe anual de Domo sobre el uso que hacemos de las redes. Ya sea subiendo fotos y vídeos a redes sociales, al registrarnos en una web, haciendo compras online o al usar pulseras de actividad, entre la información que compartimos con esas plataformas hay datos personales: desde nuestro nombre completo o dirección de correo electrónico hasta nuestra ubicación, ideología, rutinas de sueño y hasta historial médico. ¿Somos realmente conscientes de todo el rastro o huella digital que dejamos al navegar por el ciberespacio? ¿Y de nuestra identidad digital?

Los datos privados de las personas son el oro del siglo XXI. Mientras las empresas con las que los compartimos a cambio de acceder a sus servicios los usan bajo estrictas normas de protección de datos, son también objeto de deseo de los ciberdelincuentes, que tratan de acceder a para su venta a terceros y cometer fraudes, estafas y ataques. Por eso, para garantizar nuestra privacidad y seguridad en la Red, es importante ser no perder el control sobre la información personal de compartimos y publicamos en internet.

Para ello, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) recomienda usar las redes sociales y los buscadores de internet para localizar información sobre nosotros en páginas web y otras plataformas, una práctica conocida como egosurfing. “Se trata de una buena práctica que todos deberíamos realizar periódicamente, para saber qué se dice de nosotros, cómo se dice, quién lo dice y con qué objetivo, e identificar posible información que no debería estar publicada y que queramos que sea eliminada”, indica el organismo en su blog.

Una de las formas más sencillas y habituales para comprobar esa información es realizar búsquedas en buscadores populares como Google y Bing usando como palabras clave nuestro nombre y apellidos, DNI, número de teléfono, correo electrónico y otros que consideremos que pueda identificarnos. De hecho, esta tarea se puede automatizar, por ejemplo a través de Google Alertas, que permite configurar notificaciones con las palabras clave que deseemos y que se recibirán en el corre electrónico con la frecuencia que indiquemos.

Esto también es aplicable a las redes sociales, en las que podemos usar sus buscadores internos introduciendo nuestro nombre de usuario, nombre y apellidos y otros datos que consideremos oportunos para, por un lado, ver qué se ha publicado sobre nosotros y, por otro, comprobar si alguien ha creado un perfil falso con nuestra identidad.

El egosurfing nos permitirá identificar información personal que ya no queremos compartir, que desconocíamos que estaba publicada en internet e incluso casos de suplantación de identidad. En estos casos, existen varias opciones para eliminar esos datos y, en su caso, denunciar la creación de perfiles falsos.

Siempre es aconsejable, en primer lugar, configurar las opciones de privacidad de nuestras cuentas en redes sociales, eligiendo aquella información que queremos que sea pública y quién puede acceder a ella. En caso de descubrir un perfil falso sobre nosotros, hay que denunciarlo a la propia red social a través de sus canales de atención.

Además, en los buscadores es posible encontrar resultados que dirigen a información desactualizada o errónea sobre nosotros. En este caso es posible ejercer el llamado derecho al olvido, contemplado en el Reglamento General de Protección de Datos y que establece que cualquier persona tiene derecho a solicitar, bajo ciertas condiciones, que los enlaces a sus datos personales no figuren en los resultados de búsqueda en internet realizada por su nombre. Este derecho se puede ejercer ante esos buscadores, a través de unos formularios que ofrecen en sus propias web, y les obliga a dar facilitar la supresión de cualquier dato personal con cuya publicación no se esté de acuerdo.