El avión, el autobús y el tren son los medios de transporte más seguros. Además, todos sus usuarios están cubiertos por un seguro, ya que las empresas dedicadas al transporte público colectivo están obligadas por ley a contar con una póliza con la que indemnizar a los viajeros ante cualquier daño físico que puedan sufrir durante el viaje en caso de accidente.

Al desplazarse en tren, autobús, metro, avión, ferry, taxi y hasta teleférico, el billete que se adquiere incluye automáticamente esta póliza, llamada Seguro Obligatorio de Viajeros (SOV). Por eso, de cara a una posible reclamación, es fundamental que el pasajero conserve ese billete o un documento acreditativo del trayecto.

Adicionalmente, es habitual que la propia empresa de transporte ofrezca al pasajero la contratación voluntaria de otras pólizas que cubren aspectos adicionales del viaje, o que el propio viajero las contrate por su cuenta con otra compañía, como por ejemplo un seguro de cancelación de viaje, de robo o extravío de equipaje, de asistencia médica durante el viaje o un seguro completo de viaje que incluye estas y otras coberturas.